La pasada noche del miércoles 09/02/2022, a través de Castilla y León Televisión, tuvimos la oportunidad de ver el último debate electoral antes de los comicios del próximo domingo 13 de febrero para las Cortes de la Junta de Castilla y León. En este debate, los tres candidatos con representación actual en las Cortes, hablaron de su compromiso con esta Comunidad abordando diversos temas. El primero de estos temas, como no podía ser de otra manera, fue la sanidad.
Sin duda alguna, la sanidad es el tema que ha ocupado más espacio durante los dos últimos años debido, lógicamente, a la pandemia de la Covid-19. En consecuencia, se han puesto de manifiesto las debilidades del sistema sanitario y la falta de coordinación. Por ello, es de agradecer a los sanitarios el trabajo realizado contando, en muchas ocasiones, sin los medios oportunos.
En efecto, los candidatos recalcaron el trabajo de los sanitarios; sin embargo, omitieron hacer autocrítica de la situación y olvidaron poner en valor la importancia del sistema sanitario, ya que cada candidato hablaba de sus apuestas y promesas por la sanidad rehuyendo el diálogo.
No obstante, la realidad que actualmente se vive en nuestra provincia, así como en otros puntos de la comunidad, nos hace dudar de cada una de las premisas que se escucharon durante el debate.
A día de hoy, en plena campaña electoral, nuestro hospital, y único en la provincia, sigue sin estar dotado como un centro a la altura de una capital. Los puntos de urgencias se concentran en ciertos núcleos de población, lo que incrementa las distancias y el número de pacientes a los que reciben, produciendo en consecuencia, la saturación de la atención primaria en numerosas ocasiones.
Este problema se traduce en que muchos de los consultorios de pequeños pueblos sigan con las puertas cerradas, cuando deberían abrir al menos una vez por semana. Frecuentemente, esta situación ocurre por la falta de personal, ya que además de atender pacientes, los médicos rurales deben hacer un trabajo administrativo mayor al tener que atender a un número elevado de pueblos.
En cualquier caso, quienes sufren las peores consecuencias son los habitantes de los pequeños núcleos de población y, nos tememos, que los refuerzos prometidos no vayan a llegar nunca. Las reclamaciones de los usuarios, las cuales cada vez son más numerosas, siguen obteniendo las mismas respuestas vacías, dando largas a la situación. Pedir una cita resulta una odisea, pudiendo llegar a esperar por ella dos semanas. Los métodos para solicitarla no son precisamente fáciles, en especial para la población envejecida que se encuentra desamparada ante las administraciones públicas, mientras que contempla cómo su tierra se va despoblando, en especial, de gente joven.
Escuchando solo cinco minutos del debate se puede apreciar cómo los políticos solo nos venden papel mojado. No queremos más promesas. Queremos hechos. Hechos que pongan en valor nuestra tierra, hechos que luchen de verdad por su gente, hechos que demuestren que somos importantes todos los días del año y no a la hora de echar un voto en una urna.
Porque si la realidad es esta, ahora que necesitan de nuestro voto, ¿Qué será de nosotros tras las elecciones cuando las promesas caigan en el olvido y el olvido siga siendo nuestra única realidad?